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PHILIPS: la luz blanca no es necesaria para el cultivo en invernaderos

El uso de luz blanca en el cultivo de plantas ha sido un tema rodeado de mitos. Aunque algunos piensan que es esencial para el crecimiento óptimo, expertos de PHILIPS SIGNIFY, como Esther de Beer, han demostrado que no es necesaria una luz blanca completa en invernaderos o granjas verticales. Este artículo, basado en una serie de entrevistas con la especialista, explora por qué esto es cierto y cómo se puede optimizar el espectro luminoso para cultivos sin depender de la luz blanca.

¿Por qué no se necesita luz blanca completa?

Uno de los principales mitos es que la luz blanca es indispensable para el crecimiento de las plantas. Sin embargo, los cultivos no requieren luz blanca para prosperar. La mayoría de las soluciones de iluminación LED para cultivos utilizan una mezcla de luz roja y azul, que son las más eficaces para el crecimiento vegetal. Aunque esta combinación puede hacer que el entorno se vea morado, no afecta el desarrollo de las plantas.

En ambientes cerrados sin luz natural, como en salas climatizadas, basta con añadir un 5% de luz verde para realizar inspecciones adecuadas de los cultivos. Esta pequeña cantidad de verde en el espectro es suficiente para que el ojo humano perciba correctamente los colores de las plantas.

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La importancia de un espectro luminoso adecuado

Un espectro luminoso óptimo para el cultivo debe lograr el equilibrio entre crecimiento óptimo y eficiencia energética, y en este sentido, SIGNIFY ha desarrollado soluciones innovadoras. Aunque algunos productos de la competencia ofrecen luces de «amplio espectro», estos suelen omitir el rojo lejano, que es crucial para ciertos cultivos.

PHILIPS SIGNIFY adapta sus espectros de luz LED a las necesidades específicas del cultivo y a los requerimientos de eficiencia energética, con productos como el rojo intenso/blanco y rojo intenso/blanco/rojo lejano, que permiten una inspección eficaz de los cultivos y promueven un crecimiento saludable.

Adaptación del ojo humano a la luz

El ojo humano es increíblemente adaptable a diferentes condiciones lumínicas. Tanto la luz solar como la de una bombilla incandescente son percibidas como luz blanca, aunque sus espectros sean muy distintos. De hecho, el cerebro ajusta automáticamente la percepción del color blanco, lo que permite que, en espacios iluminados solo con rojo y azul, las plantas sigan viéndose adecuadamente tras unos minutos de adaptación ocular.

En invernaderos que reciben algo de luz diurna, esta adaptación es aún más sencilla. Y en espacios completamente cerrados, añadir una pequeña cantidad de luz verde al espectro resuelve el problema de percepción, sin necesidad de una luz blanca completa.